Pues bien, resulta que muchos de estos fallos ya están programados; un claro ejemplo son las impresoras.
Muchas son las personas que tienen que cambiarse de impresora cada poco tiempo porque éstas dejan de funcionar (posiblemente te haya pasado a ti también). La gran mayoría de estas obsolescencias no se deben a fallos técnicos por la antigüedad, subida de tensión... Si no que todas las impresoras llevan un chip que limita el número de impresiones y o bien ésta deja de funcionar, o te avisa que hay algún fallo, como que se ha acabado la tinta (cuando la acababas de comprar). Si se busca bien, hay soluciones como formatear dicho chip para que la impresora vuelva a funcionar con su total normalidad.
Esto nos lleva a hablar de la obsolescencia programada. La obsolescencia programada se puede definir en: programar un producto para que éste quede obsoleto a un número determinado de usos, horas usados...
Esta práctica se empezó a llevar a cabo sobre los años 30, cuando un grupo de personas importantes se reunieron para crear una ley que prohibiese el alargamiento de las bombillas en más de 1000 horas (por esa época las bombillas llegaban a durar 2500 horas). Esta ley pretendía (y lo consiguió) aumentar la compra de bombillas al doble, y así ocurrió tras imponer altas multas a las empresas que comercializasen bombillas con duraciones mayores a 1000 horas. De dicho acuerdo existen pruebas y escritos. Años más tarde se llegaron a inventar bombillas con una duración de hasta 100.000 horas, pero éstas fueron prohibidas y nunca se llegaron a comercializar
Después de las bombillas, le fue tocando el turno a otros aparatos, como las neveras.
Esta práctica, aparte del problema económico que puede crear en los individuos que se vean obligados a comprar un nuevo producto, también crea un enorme problema medioambiental, pues se llegan a multiplicar enormemente los residuos (muchos de ellos contaminantes)
Esta práctica, aparte del problema económico que puede crear en los individuos que se vean obligados a comprar un nuevo producto, también crea un enorme problema medioambiental, pues se llegan a multiplicar enormemente los residuos (muchos de ellos contaminantes)
Actualmente sigue existiendo esta obsolescencia programada y es aplicada a la inmensa mayoría de objetos, no sólo con los objetos eléctricos. Un ejemplo conocido fue la duración de la batería de uno de los productos Apple. La batería de los productos Apple no se puede sacar (o al menos sin utilizar destornilladores y abrir el producto entero) así que la compañía programó que la batería de uno de sus productos (un iPod, no recuerdo cual) durase tan sólo 18 meses. Como no se puede cambiar la batería de manera sencilla y encontrar recambios es muy difícil, lo más fácil es comprarse otro iPod. En los 18 meses que te ha durado el iPod, ha salido uno más nuevo, con lo que mucha gente incluso dará gracias por tener una excusa para comprarse el nuevo producto.
Volviendo al tema: hubo un gran movimiento en USA contra ésta política de los 18 meses y tras un tiempo, cambiaron la duración de 18 meses a 24. Y digo yo, si se han inventado baterías que duren 24 meses (seguramente éstas puedan durar muchos más meses, pero usan uno de los chips que hemos nombrado anteriormente), por que no se hacen más longevas? Porque no interesa.
El ejemplo de Apple lo he puesto porque fue uno famoso, pero con esto no quiero desprestigiar a dicha marca, pues muchísimas otras cadenas hacen cosas parecidas.
Si estáis en contra de la obsolescencia programada, aquí os dejo un enlace en el que se enseña como reparar cientos de objetos, desde un coche, a un Mac, pasando por una cámara de fotos.