No son ya pocas las veces que me encuentro extranjeros intentando intercambiar palabras con dependientes de tiendas, guardias de seguridad, policías y quizá lo más alarmante, entre los jóvenes y veo como se quedan sin una respuesta a preguntas simples como "¿Dónde está Plaza Cataluña?" "¿Que linea he de coger para llegar a la Sagrada Familia?"...
Y eso no solo ocurre en la capital catalana, si no que me he encontrado varias veces hablando con gente de otros países por redes sociales o bien por videoconferencia y no son pocas las veces que me han comentado mi buen nivel de inglés para ser español (no tengo un nivel sumamente alto, un B2-C1) y si bien sé que he de estar orgulloso de ser de los pocos españoles que hablen medianamente bien en inglés (solo el 30% de los españoles es capaz de mantener una conversación en inglés decentemente fluida), sé que mi nivel comparado con el de media Europa no sería más que el de un chaval de unos 14 años, y eso que por ley en España se empieza a estudiar inglés a los 6 años, mientras que por ejemplo en Alemania se empieza a los 11.
Dejando el tema de las lenguas aparte, hay también un alto grado de incultura entre los jóvenes incluso los que cursan bachillerato o incluso estudios universitarios, somos una generación que podemos ser especialistas en cualquier cosa, pero no tener una cultura básica, ni en temas como historia, política, música o incluso una inutilidad en lo que a quehaceres diarios se refiere, aunque como a este no nos independizaremos nunca, no tenemos porque preocuparnos en un futuro cercano.
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